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9 May 2022 | all

Hablemos de Neurodiversidad

El término fue adoptado por algunos activistas de la comunidad del autismo quienes lo han empleado para reducir el estigma y promover la inclusión en las escuelas y en los lugares de trabajo.

¿Qué pasaría si el mundo viera de otra manera las diferencias en el desarrollo neurológico como el TDAH, el autismo y las discapacidades del aprendizaje? ¿Si todos notaran primero las fortalezas que pueden surgir de estas diferencias, en lugar de los desafíos?. El concepto de neurodiversidad no es nuevo; Judy Singer, una socióloga interesada en el espectro autista, comenzó a utilizar el término a finales de la década de los noventa. Singer rechazó la idea de que las personas autistas son discapacitadas, en este aspecto su punto de vista es que sus cerebros simplemente funcionaban diferente al de otras personas.  El término fue adoptado por algunos activistas de la comunidad del autismo quienes  lo han empleado para reducir el estigma y promover la inclusión en las escuelas  y en los  lugares de trabajo.

Se puede  señalar que la neurodivergencia es un término usado de manera general  para referirse a las personas  que viven con autismo principalmente, pero también abarca dislexia, dispraxia, déficit atencional con hiperactividad (TDAH), u otras condiciones que les llevan a navegar procesos cognitivos y emocionales de manera distinta a la norma. Durante  los años 90  activistas por los derechos de las personas con autismo como Jim Sinclair, Donna Williams y Kathy Lissner fundaron la Red Internacional del Autismo, bajo el principio de que esta condición no es una enfermedad, sino un estilo de procesamiento cognitivo. Dimensionar el autismo y otras diferencias de proceso mental en las personas es el primer paso para ofrecer una experiencia educativa realmente inclusiva para todos de acuerdo a su manera de aprender y percibir el mundo.

No son capacidades diferentes, son procesos diversos

Uno de los estigmas más persistentes con respecto a cómo consideramos las neurodivergencias es considerarlas enfermedades o discapacidades, que restan el potencial de los alumnos para adaptarse al estándar y desarrollar las habilidades que todos los demás trabajan bajo la norma impuesta.

Si bien las neurodivergencias pueden catalogarse en cualquier caso como el conjunto de procesos mentales y cognitivos diferentes, el dilema entre estas dos facciones sería definir si lo anterior representa solamente una divergencia o un desorden mental. Para esto habría que conocer los niveles de funcionalidad  de las divergencias. Un individuo de alta funcionalidad puede hacer uso de recursos destinados al desarrollo de sus procesos cognitivos específicos y su integración social, bajo este contexto sería correcto referirse a las neurodivergencias como elementos fuera de la norma más no la capacidad de imposibilitar a los pacientes de no tratarse. La clave para descifrar en qué espectro está un estudiante y cómo se puede trabajar su caso, es un diagnóstico oportuno.

El desafío de la inclusión

¿Tienes estudiantes con neuropatías en tu clase? ¿Qué estrategias implementas para la integración o educación especializada? ¿Eres un estudiante neurodiverso? ¿Cuál ha sido tu experiencia dentro del sistema educativo?. El desafío es lograr la inclusión desde una educación integral que promueva el respeto  y sobre todo la comprensión de quienes vivencian   diferentes estilos de aprendizaje  que escapan a “lo común”   pero que cuentan con otras habilidades  que no son visibilizadas. Si desde la infancia pudiésemos explorar  y fortalecer las habilidades  de cada persona en el contexto educativo y adaptarlas al medio social el desafío de la inclusión respecto a la neurodiversidad sería un logro.

     
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